Cuando se habla de Alopecia muchos la definen simplemente como la caída del cabello.
Sin embargo, es necesario hacer una clara distinción entre lo que es la caída de cabello fisiológica y la alopecia. En el primer caso se trata de un proceso natural, dándose una pérdida cíclica del cabello que vuelve a recuperarse con el tiempo. Por el contrario, la alopecia es un problema que genera la caída anormal de nuestro pelo.
Ahora que ya está clara la diferencia entre la simple caída del pelo y la alopecia, a continuación vamos a analizar las dos categorías de alopecia:
No cicatriciales
El pelo se pierde, pero no se daña el folículo piloso, por lo que el cabello suele crecer de nuevo con algún tipo de tratamiento.
Alopecia areata
Se puede presentar a cualquier edad y también se caracteriza por afectar ciertas zonas de la cabeza, presentándose así la pérdida de pelo solo en ciertas partes del cuero cabelludo. Sus causas NO son muy claras aunque sí sus síntomas.
La lesión que este tipo de alopecia genera es la aparición de una placa que puede ser redonda u ovalada. Así mismo se puede presentar una calva lisa, sin escamas y brillante.
Cuando este tipo de alopecia se presenta se da con una caída abrupta del cabello y con lesiones asintomáticas. Así mismo, has de saber que no se le asocia con ninguna enfermedad y generalmente su cura se da de manera espontánea.
Sobre la Alopecia Areata es esencial dejar claro que puede afectar de forma global el cuero cabelludo. Otros tipos son:
– Crónica: puede comprometer las uñas y presenta una recuperación más difícil.
– Universal: genera la pérdida del bello en todo el cuerpo. Este tipo suele presentarse cuando hay una enfermedad autoinmune o una afectación ungueal.
– Multifactorial: presenta la influencia de diferentes factores genéticos así como reacciones inmunológicas. En ella, factores como el estrés o infecciones suelen agravar el problema.
Ahora, es necesario dejar claro que para tratar cualquier de las 3 anteriores, ha de considerarse muy bien el tipo de padecimiento, ya que dependiendo de esto se debe optar por uno u otro tratamiento.
Alopecia androgénica
Es también llamada calvicie común y se da por la acción que ejercen las hormonas masculinas sobre el folículo del cabello. Se presenta aproximadamente en un 95% de los pacientes masculinos.
Se conocen dos patrones:
– El masculino, con pérdida de pelo localizada que se manifiesta por las conocidas “entradas” (retraso progresivo de la línea de implantación del pelo).
– El femenino, con pérdida de pelo difusa ya que no produce calvicie total sin existir las conocidas “entradas”.
Alopecia traumática
Se presenta por el daño generado a nuestro cuero cabelludo al hacer uso de ciertos elementos agresivos como por ejemplo los peines metálicos o los secadores de cabello. Así mismo, se puede presentar por la lesión causada al arrancar el cabello. Se distinguen entre:
– Presión: suele presentarse principalmente en los bebés. Se genera por la presión continua que se da en el cuero cabelludo del bebé al tenerlo acostado por mucho tiempo boca arriba o hacia un lado específico.
– Tracción: se genera cuando se presenta una tracción continua en el cabello. Esto suele darse al realizar con mucha frecuencia peinados que exigen tirar del pelo.
Alopecia difusa
Se puede generar por el estrés así como por la presencia de enfermedades de tipo sistemáticas. También se puede presentar después del parto así como por casos de desnutrición.
La alopecia posparto es una Alopecia Femenina que se suele dar pasados algunos meses después del parto. Esta caída del cabello se da de manera repentina y abundante, recuperando el volumen de cabello pasado algunos meses.
Cicatriciales
Son menos comunes que las anteriores y suponen la destrucción del folículo piloso, generando una alopecia irreversible. Los diferentes tipos que podemos encontrar son debidos a:
– Enfermedades hereditarias
– Enfermedades infecciosas
– Enfermedades neoplásicas
– Dermatosis
– Síndromes clínicos decalvantes
Para finalizar, debemos destacar que algunos tipos de alopecia también pueden ser generados por el uso de ciertos medicamentos. Algunos de ellos son las altas dosis de vitamina A, los antidepresivos, los antigotosos, los anticoagulantes, los antirreumáticos, los antihipertensivos y los beta-bloqueantes.
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